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sábado, 16 de octubre de 2010

El pàjaro del alma (parte 1) Mijal Snunit

Hondo, muy hondo, dentro del cuerpo habita el alma. Nadie la ha visto nunca pero todos saben que existe.Y no solo saben que existe, saben también lo que hay en su interior.Dentro del alma, en su centro, está, de pie sobre una sola pata, un pájaro: el pájaro del alma. Él siente todo lo que nosotros sentimos.Cuando alguien nos hiere, el pájaro del alma vaga por nuestro cuerpo, por aquí, por allá, en cualquier dirección, aquejado de fuertes dolores. Cuando alguien nos quiere, el pájaro del alma salta, dando pequeños y alegres brincos, yendo y viniendo, adelante y atrás. Cuando alguien nos llama por nuestro nombre, el pájaro del alma presta atención a la voz, para averiguar que clase de llamada es esa. Cuando alguien se enoja con nosotros, el pájaro del alma se encierra en sí mismo silencioso y triste.
Y cuando alguien nos abraza,
el pájaro del alma, que habita hondo, muy hondo dentro del cuerpo, crece, crece, hasta que llena casi todo nuestro interior. A tal punto le hace bien el abrazo.
Hasta ahora no ha nacido hombre sin
alma. Porque el alma se introduce en nosotros cuando nacemos, y no nos abandona ni siquiera una vez mientras vivimos. Como el aire que el hombre respira desde su nacimiento hasta su muerte.
Seguramente quieres saber
de qué esta hecho el pájaro del alma.
¡Ah! Es muy sencillo: esta hecho
de cajones y cajones pero estos cajones no se pueden abrir así nada más.
Cada uno está cerrado por una llave muy especial.Y es
el pájaro del alma el único que puede abrir sus cajones.
¿Cómo? También esto es muy sencillo: con su otra pata.
El pájaro del alma está de pie sobre una sola pata; con la otra -doblada bajo el vientre a la hora del descanso- gira la llave, moviendo la manija y todo lo que hay dentro se esparce por el cuerpo.
Y como todo lo que sentimos tiene su propio cajón,
el pájaro del alma tiene muchísimos cajones: un cajón para la alegría y un cajón para la tristeza, un cajón para la envidia y un cajón para la esperanza, un cajón para ladecepción y un cajón para la desesperación, un cajón para la paciencia y un cajón para la impaciencia.
También hay un cajón para
el odio y otro para el enojo, y otro para los mimos. Un cajón para la pereza y un cajón para nuestro vacío, y un cajón para los secretos más ocultos (este es un cajón que casi nunca abrimos).
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1 comentario:

  1. ¡¡Qué hermoso es entrar a ellos e identificar el aroma a madera noble!!Mas al ser una polilla que alimenta su vuelo con secretos mundanos ,entré por unos segundos en el que está mas abajo,y saben que encontré??? Una niñita de pelito muy corto, hurgando collares de sueños...
    Su nombre???creo, Rox Alma? Rox Aura??...
    Cruz del Carmen

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