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sábado, 9 de abril de 2011

A la orilla de la chimenea Joaquín Sabina

Puedo ponerme cursi y decir
que tus labios me saben igual que los labios
que beso en mis sueños,
puedo ponerme triste y decir
que me basta con ser tu enemigo, tu todo,
tu esclavo, tu fiebre, tu dueño.
Y si quieres tambien
puedo ser tu estacion y tu tren,
tu mal y tu bien,
tu pan y tu vino,
tu pecado, tu dios, tu asesino…
O tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea.
Puedo ponerme humilde y decir
que no soy el mejor
que me falta valor para atarte a mi cama,
puedo ponerme digno y decir
“toma mi direccion cuando te hartes de amores
baratos de un rato… me llamas”.
Y si quieres tambien
puedo ser tu trapecio y tu red,
tu adios y tu “ven”,
tu manta y tu frio,
tu resaca, tu lunes, tu hastio…
O tal vez ese viento
que te arranca del aburrimiento
y te deja abrazada a una duda,
en mitad de la calle y desnuda.
Y si quieres tambien
puedo ser tu abogado y tu juez,
tu miedo y tu fe
tu noche y tu dia.
Tu rencor, tu por que, tu agonia…
o tal vez esa sombra
que se tumba a tu lado en la alfombra
a la orilla de la chimenea
a esperar que suba la marea.
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Joaquín Sabina

Cantautor, canalla poeta urbano y políticamente incorrecto. Hijo de un hombre del traje gris,  policía, en su adolescencia agarró una guitarra, comenzó a escribir versos y a tocar con unos amigos. En plena etapa universitaria se exilió en Londres a consecuencia de una protesta contra la situación política en España. Allí el mundo a cambio de una canción le dio un plato, un beso y un colchón; y tuvo el premio de cantarle cumpleaños feliz a George Harrison.
En 1978 publicó Inventario, su primer disco. Después llegaron Malas compañías y La mandrágora, discos que levantaron pequeños escándalos a causa del contenido de algunos de sus temas y personajes: gente de mala vida, o buena, atormentados siempre por la realidad del fracaso: Prostitutas, borrachos, delincuentes, hombres y mujeres a las que les robaron su corazón y el mes abril. Todos ellos políticamente incorrectos, al igual que su creador, pero tan reales que todos en alguna ocasión les hemos puesto nombre. A mediados de los 80 Joaquín Sabina lanza discos como Hotel, dulce hotel o El hombre del traje grisMentiras piadosas, Física y Química, Esta boca es mía o Yo, mi, me, contigo. El proceso creativo de Joaquín parece no tener fin y como se puede comprobar en 19 días y 500 noches . 

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