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viernes, 23 de noviembre de 2012

Versiones de cuentos tradicionales VI

Caperucita Rosa                                                    Roberto Bañuelas

El teléfono repiqueteó como niño histérico en el momento en que Caperucita comenzaba a jugar con el tigrillo que había ganado en una rifa: llamaba su abuela, quejándose del abandono en el que la tenían sus parientes y de la falta de material de lectura.
Caperucita fue al supermercado y compro una canasta de novelas policíacas. Diligente y amorosa, el mismo día viajó en un autobús que la dejo a dos kilómetros de la casa de su abuelita. Cantando una canción de protesta, se internó en el bosque, y, al atacar el agudo final, apareció el lobo, que en una actitud de perro faldero, la tranquilizo explicándole que no estaba enojado por las calumnias literarias, y que, aunque no era vegetariano, tampoco le gustaba nutrirse de carne humana.

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